miércoles, 29 de agosto de 2012

La Plaza Mágica de Caracas



La Plaza Mágica de Caracas
En una hermosa capital, cuyo nombre es Caracas, existe una plaza mágica. Es una plaza pequeña, con grandes árboles, grama diminuta, arbustos, flores y pequeñas palmeras; al lado tiene una Iglesia antigua y al frente un moderno edificio de dimensiones gigantescas.


En julio todos los estudiantes de las parroquias San José y Altagracia, de noche estudian en ella; en ese mes se la ve muy animada; pero en los otros meses está vacía; triste y callada.

Una vez, e un mes de julio, cuando eran avanzadas hora de la noche y todos los estudiantes se habían marchado; unos charlando, otros cantando, otros silbando, haciendo bulla, cosas de estudiantes, llego un estudiante, pero un estudiante diferente a los que se habían marchado alegres… Este Venía cansado, abatido, un poco enfermo; sin duda alguna, era un estudiante nocturno, de esos que trabajan de día.




 Serían las doce de la noche cuando entró a la plaza… desplegó su silla, se sentó, tomó los libros y dijo:

-Estudiaré hasta las tres de la madrugada y a las siete de la mañana me levantare a trabajar.
Dicho esto púsose a estudiar, pero con tan mala suerte que no podía aprender ni una coma de lo que leía.
-¡Oh! ¡Qué problema!, nada entiendo, mañana serán los exámenes y, sin duda, me rasparán.
Y mientras así decía, se paraba y caminaba desesperado.
Entonces dijo:
-No me daré por vencido
Se sentó de nuevo y  empezó a leer sus clases; pero estaba medio dormido y tan cansado que a cada rato leía la misma línea; entonces la desesperación fue mayor; pero el sueño le cerraba los ojos y tiritaba de frio. Mas, el no se daba por vencido.
En ese instante: lentamente un capullo comenzó a convertirse en flor y en ese mismo momento descendía suavemente el roció. Entonces los arboles se inclinaron y extendían sus ramas para acariciar la flor naciente y la grama se montó sobre las piedras para poder ver y saludar a la princesa de la noche y la reina de la mañana…

Luego dijo la flor:
-Volved a vuestros sitios que viene un transeúnte y descubrirá que nuestra plaza es mágica. ¡Ah!, otra cosa, tenemos que ayudar a nuestro amigo…
El estudiante al ver todo esto creyó que estaba dormido y soñando, quiso pararse pero no pudo estaba muy pesado: en ese momento pasó el transeúnte y todo quedo en silencio y como si nada hubiese pasado.
La flor comenzó a dar órdenes a la palmeara, a los arboles, a la grama, a los platanillos y a los helechos…
Decía:
-Tú, platanillo, que has vivido en la selva titánica, le enseñaras la botánica; tú,  palmera que has vivido en las orillas de los mares y los ríos y a las alturas desafías, le enseñaras geografía.





Y así cada una le dio una materia y, por ultimo dijo:
-Y yo,  Reina y soberana de la inmensa Natura, le enseñare literatura.
Luego, comenzaron, una por una, a  susurrar al oído del estudiante con suave melodía, las tesis de la materia correspondiente, aquello era tan agradable que el se aprendió todo lo que no sabía.
Ya de madrugada el estudiante despertó y se dijo:
-¡Oh!, me he quedado dormido, todo ha sido un sueño. Pero cual no seria su asombre al ver todos  sus libros abiertos y en las paginas había huellas de hojas y además recordaba todo cuanto  había visto y oído.

Silenciosamente recogió la silla y los libros, los dejó en su casa y marchó al trabajo; a las seis de la tarde comenzaron los exámenes, salió bien en todos…

Nuevamente regresó a la plaza y cuando todos se habían ido se sentó donde mismo y dijo:
-Placita de Martí, si eres mágica de verdad haz que vuelva la FLOR soberana y a los arboles hablen conmigo, que quiero darle las gracias.
Inmediatamente empezaron a nacer miles de flores, tantas que hasta la grama que nunca florece, floreció.

Las flores danzaban, cantaban y coqueteaban a los pies del estudiante, entonces dijo el estudiantes. En eso interrumpió un árbol, sería el más viejo de todos y hablo así:
-Así será  y todo el que estudie bajo nuestra sombra estará protegido por el genio del reino vegetal y no dejaremos que lo aplacen en los exámenes, y a los niños que nos visiten los haremos obedientes, estudiosos e inteligentes.

Desde entonces casi todos los muchachos de San José y Altagracia estudian casi todo el año.
LA PLAZA MÁGICA, vive alegre, llena de vida, siempre con sus estudiantes, eternamente verde y florecida.
COLORIN COLORAO ESTE CUENTO SE HA TERMINAO

Escrito en 1961 por Narciso A. Méndez Pérez
Prohibida la reproducción total oparcial sin autorización del autor.

Todos lo derechos reservados.

Narciso A. Méndez Pérez. Tlfno: 0416-826.6071.

martes, 28 de agosto de 2012

El Niño Campesino y El Niño de la Ciudad



El Niño Campesino y El Niño de la Ciudad

Era una mañana radiante y hermosa;  el niño campesino había amanecido con el roció; como no tenia con quien jugar, aprovechaba para entrenarse oyendo el canto de los pajaritos y luego, cuando empezaba a salir el sol, contemplaba las mariposas que venían a las flores a teñirse de lindos colores, pero el  niño campesino, que todo lo observaba en silencio, sufría porque era muy solito…y así paso muchos días y muchos meses.
Una mañana recorrió la orilla del rio y en ella vio unos objetos… se fue acercando cuidadosamente hasta que aprecio con claridad: una gomera grande para matar pájaros, una más pequeña para matar tucusitos y mariposas y un papel que decía:
“CARTILLA PARA APRENDER A HABLAR CON LOS ANIMALITOS Y LAS FLORES.”

El niño, sin pensar mucho, tomo la cartilla y corrió hacia sus padres lleno de emoción y abrazándolos y besándolos les dijo:
 -¡Papaíto!, ¡Mamaíta!, ¿quieren leerme estas letras que encontré?

Pero como sus padres tampoco sabían leer, se pusieron tristes y apenados; el niño comprendió la terrible situación. ¡Oh!, que infeliz era.

Salió caminando lentamente del bohío, tomo el camino de la ciudad. Esa ciudad es pequeña y esta rodead de varios ríos que la hacen parecer un castillo donde viven los genios de la felicidad: se llama TUCUPITA, y es la capital del territorio Delta Amacuro…

El niño campesino se quedo maravillado.

-¡Que ciudad más bella y más linda!- dijo.
 Rápidamente corrió  y llego a una de sus calles, alii se encontró con un niño de la ciudad. Muy temeroso se le acerco y le dijo:
-Oye, niño, tú que vives en esta ciudad tan linda, la más bella del mundo, ¿sabes leer y escribir?

El niño de la ciudad le contesto:
-Claro, todos los niños tenemos que aprender a leer y a escribir.

El niño campesino le dijo:
-¿Quieres enseñarme¿ vivo en el campo, no hay escuelas y no tengo quien me enseñe.
El niño de la ciudad que era pobre y muy bueno, acepto encantado y se encaminaron juntos.

A los pocos días el niño campesino aprendió a leer y a escribir. Y el día que el niño campesino se disponía a regresar a su casa, le dijo al niño de la ciudad:

-Estoy muy agradecido de ti, si quieres podemos ser como hermanos, y como estas de vacaciones ven conmigo al campo: en mi bohío tengo un papel que quiero leerlo junto contigo..
Pero antes de marchar al campo el niño de la ciudad le dio al niño campesino:

-Quiero que conozcas la escuela, los parques, el cine y la PLAZA BOLÍVAR.
Después de haber recorrido todos estos sitios hermosos de la ciudad, el niño campesino se sentía feliz…
Marcharon al campo y en el camino el niño de la ciudad a cada rato se detenía para ver las mariposas, las flores y oír el alegre canto de los pájaros, y decía a su amigo:

-Qué lindo es el campo, que bueno eres al traerme, nunca había visto ni oído cosas tan maravillosas…caminaban conversando  cosas del campo y de la ciudad.

Cuando llegaron al bohío, sus padres salieron corriendo y abrazaron al niño y le preguntaron:

-¿Quién es ese otro niño?
-Es mi amigo: me ha enseñado a leer y a escribir.

Los padres del niño campesino abrazaron y besaron al niño de la ciudad. Luego, después de haber terminado la presentación y de haber contado su emocionante aventura, los dos niños se sentaron bajo un árbol frondoso a leer la cartilla para aprender a hablar con los animalitos y las flores; después de haber aprendido, conversaron con todos los animalitos, con las flores y se hicieron buenos amigos.

El niño campesino enseño a leer y a escribir a sus padres y cuando abrieron las escuelas nuevamente, sus padres lo mandaron a la ciudad; fue a vivir en la casa de su amigo y en las  vacaciones los dos se iban al campo. Los dos estudiaron medicina, fueron buenos médicos y curaban a los niños pobres del campo y de la ciudad sin cobrarles nada, y a los que eran buenos y obedientes les enseñaban la:

 CARTILLA PARA APRENDER A HABLAR CON LOS ANIMALITOS Y LAS FLORES.
“COLORÍN COLORAO ESTE CUENTO SE HA TERMINAO.”

Escrito en 1961 por Narciso A. Méndez Pérez
Prohibida la reproducción total oparcial sin autorización del autor.

Todos lo derechos reservados.

Narciso A. Méndez Pérez. Tlfno: 0416-826.6071. 

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